Si de algo podemos presumir en España, es de tener una gran despensa
micológica, con mucha variedad y cantidad de setas a lo largo y ancho de
nuestros bosques. Con la llegada del otoño y las primeras lluvias, se
abre la veda para cazadores de hongos, un colectivo que ha crecido mucho
en los últimos años, lo que hace cada vez más difícil la búsqueda. Por
ello, ahora es más importante que nunca cumplir con las reglas básicas
de todo buen recolector: utilizar una navaja para no arrancar la raíz y
usar un cesto de mimbre -y no una bolsa de plástico- para que las
esporas puedan caer al bosque y se garantice la reproducción. De entre
los muchos destinos de España donde podemos encontrar este manjar tan
preciado, hemos elegido cinco enclaves donde tenemos garantizado volver
con la cesta llena.
Parque natural del Montseny, Barcelona
Rovellón, níscalo, negrilla y trompeta de los muertos son las
principales especies que podemos encontrar en Catalunya, una de las
regiones con mayor tradición en la recolección de setas. Aunque la zona
del Pirineo es la más rica en hongos, encontramos un pequeño paraíso
micológico cerca de Barcelona, en el Parque Natural del Montseny. Los
hayedos de este paraje son un buen lugar para empezar a buscar, así como
el entorno del municipio de Viladrau, aunque es importante ser
madrugadores ya que se trata de una zona muy codiciada por los cazadores
de bolets, como se llaman aquí a las setas. Aunque no es obligatorio,
la Generalitat aconseja a los recolectores sacarse la licencia pública,
que es gratuita y se obtiene por internet. Por ahora, el único bosque
del territorio catalán donde hay que pagar, 10€ por temporada, es el de
Poblet, en Tarragona.
Parque Natural de Gorbeia, País Vasco
Los mejores lugares para encontrar hongos comestibles en el País
Vasco son un pequeño gran secreto entre los aficionados a la micología,
por lo que lo más aconsejable aquí es buscarse un buen aliado vasco con
el que salir a cazar setas. Un buen lugar para iniciar nuestra incursión
si vamos en solitario es acercarnos hasta el Parque Natural de Gorbeia,
una impresionante área montañosa entre Araba y Bizkaia. Dentro del
parque encontramos varias zonas de robredal y pineda donde encontrar
buenos ejemplares de setas aunque, el auténtico paraíso lo encontramos
en el hayedo de Altube, donde prolifera la especie más buscada en la
zona, el boletus edulis. A diferencia de otras comunidades, en el País
Vasco no hay que pagar una tasa para la recogida de setas pero sí
existen unas normas cuyo incumplimiento está sancionado con multas de
entre 30 y 250 euros. La normativa marca un límite de recogida de dos
kilos por persona y día y la obligación de recolectar usando navaja y
cesta de mimbre.
Valle de Ultzama, Navarra
A escasos 25 kilómetros de Pamplona encontramos un oasis de
naturaleza en estado puro, el valle de Ultzama. Más del 60% de este
entorno natural está cubierto de hayedos y robledales y a su sombra nace
una de las mayores concentraciones de setas de toda la comunidad, con
especies como la Trompeta de los muertos, la Gamuza o la Palometa. Para
protegerlas, se ha delimitado un Parque Micológico que ocupa casi 6.000
hectáreas. La creación de este parque no solo supone la garantía del
equilibrio entre la producción y recolección de hongos sino también
muchas facilidades y servicios para los recolectores. Desde el punto de
información del parque, en el municipio de Alkotz, no sólo nos indican
de las rutas donde encontrar setas sino que nos informan de las especies
que podemos encontrar y nos ayudan a identificar aquellas que hayamos
recolectado a lo largo del día. Para recoger en esta zona es necesario
adquirir un permiso de recolector que tiene un precio de 5€ diarios y se
puede adquirir en la oficina de información o en su página web.
Sierra norte de Madrid
La Sierra de Madrid es la gran despensa micológica de la capital y
desde muchos de sus pueblos podemos hacer excursiones cortas en las que
volver con setas suficientes para darnos un buen festín. Uno de los
mejores lugares es el valle de Lozoya, donde podemos recoger boletus,
níscalos o setas de cardo, entre otros. Para encontrarlos, tenemos que
prestar especial atención en las zonas de pinares y robledales, ya que
las setas proliferan precisamente gracias a la presencia de estos
árboles y la elevada humedad. También conseguiremos buenas capturas si
visitamos el entorno de Rascafría, donde podemos aprovechar para conocer
el monasterio de El Paular.
Navaleno, Soria
La gran masa forestal que existe en la región, compuesta en gran
parte de pinares, hace de Soria una de las mayores reservas micológicas
de toda la península. Uno de los paraísos sorianos por excelencia es la
comarca de Pinares (que linda con Burgos), donde podemos tomar como
referencia y punto de partida el municipio de Navaleno. En sus
alrededores encontramos un gran número de especies diferentes, de hecho,
durante las jornadas Tiempo de Setas de 2013, se llegaron a
contabilizar más de 150 distintas, como boletus, níscalos, seta de cardo
o incluso seta de pie azul. Además de aventurarnos por libre en los
bosques del entorno o incluso el cañón del río Lobos, podemos optar por
una de las visitas guiadas que organiza el Centro Micológico de
Navaleno. Tanto para estas excursiones como para las que hagamos por
libre, es necesario adquirir un permiso de turista que tiene un precio
de 5€ por persona para dos días. Podemos conseguirlo en la página web de
la comunidad de Castilla y León, en el ayuntamiento los días de diario o
en el propio Centro Micológico los fines de semana.
Fuente: Guía Repsol